DALLAS, Texas. Cada que visito estas cadenas de tiendas en Estados Unidos, veo lo mismo: Gente. Mucha gente.
Me gusta ir
michael kors outlet online original temprano, aunque pocas veces lo logro. Pero ya para las 10 de la maana las tiendas están llenas.
Los fines de semana, estas tiendas que les digo, están a reventar. Parecen una kermés, porque los clientes llevan a sus chiquillos. Llegan las familias enteras
Authentic Steelers Jerseys Cheap vestidas cómodamente, con camisetas, shorts y tenis, y no tardan en perderse entre los pasillos de la tienda. Se pasan horas allí, y sólo hacen una pausa para ir a comer.
A veces hay hasta música, pláticas y mesas redondas, gratis, para cualquier cliente que quiera participar. Y siempre están llenas.
Qué clase de tiendas son
bolso negro michael kors éstas, se preguntarán? Seguramente de comida, o ropa, no?
Pues no. Se trata de tiendas de libros. Sí, librerías, esas tiendas donde la gente puede comprar libros, revistas y discos. Algo para leer.
A los gringos les encanta leer. Es uno de los pasatiempos favoritos de este país, aparte del beisbol.
Para un servidor, quien se sentía como animal raro en México, donde las librerías son chiquitas, escasas y (generalmente) caras, esto fue uno de los descubrimientos más felices cuando llegué a Estados Unidos. Las cadenas de librerías norteamericanas son grandes, fuertes y están donde quiera.
No son sitios aburridos, silenciosos, donde sólo entran ratones de biblioteca o intelectualoides pedantes. Para nada. Son sitios enormes, amplios, súper iluminados, donde hasta dan ganas ir a leer.
Y mucha gente lo hace, de hecho. De gorrra, sin pagar: Son tantos los estudiantes y nios que llegan para hojear los tesoros que ahí se encuentran, que las cadenas se dieron cuenta de esto y establecieron salitas especiales (allí, en medio de los estantes) para que uno agarrara el bonche de libros y se sentara plácidamente a leer a sus anchas. Por horas, si uno quiere.
Y los empleados no los regaan, es más, ni siquiera los ven. Al contrario: Ahí, junto a las salitas hay mesas con cafeteras y galletitas por sí se antoja.
Es común ver estudiantes haciendo la tarea, con las patas arriba del mueble, anotando datos de libros que nunca van a comprar, pero que ahí pueden leer a gusto.
Barnes and Noble, Borders, Bookstop, Beethoven Shakespare and Co., son algunos de los nombres de las poderosas cadenas de librerías, que surgen como hongos. Ha de ser buen negocio, para que sean tantas y se den el lujo de prestar sus libros a gorrones.
Pero mi favorita es la Half Price Books ('Libros a Mitad de Precio'). Es una cadena de libros usados, que
mundiales de futbol tiene varias sucursales en Estados Unidos. La casa matriz está en Dallas, y ocupa un edificio del tamao de un Wal Mart, lleno de discos (CD's y de acetato), cassettes, revistas y por supuesto, libros. Millones de ellos. De todo tipo. A mitad de precio.
Nada
New England Patriots Jerseys de tienditas oscuras, sucias y polvorientas. La tienda tiene aire acondicionado, mucha luz, música de fondo y sus salitas de lectura. Ah, y hasta una cafetería para los hambrientos.
En medio del edificio hay un oasis multicolor, marcado con una casita de madera, tapetes de parches y dibujos en las paredes. Pero lo que sobresalta son las atrayentes tapas de los libros de esa sección: Infantiles. Allí, la
Pittsburgh Steelers música se confunde con el griterío de los clientitos y sus papás, quienes a veces escuchan atentos a un empleado que les lee un cuento, ciertos días a la semana.
Por qué tanta diferencia, me preguntaba, respecto a otros países? De dónde nace este enorme gusto por leer del norteamericano, si todos sabemos (o suponemos) que son uno de los pueblos más ignorantes del mundo, quienes no saben distinguir Uruguay de Paraguay?
El norteamericano quizá sea ignorante respecto al mundo exterior. Pero le encanta leer. Cómo suponer que es de otra manera, si la industria editorial de Estados Unidos es
Dallas Cowboys Jerseys la
Fussball Trikots más poderosa del mundo? Se publica de todo: Novelas, cuentos, terror, ciencia ficción, literatura, drama. Libros de fotos, de historia, de guerra, de coser, de jardinería, de. qué sé yo! Diga un tema, el que sea,
Camisetas De Futbol Baratas el que le guste, y seguramente encontrará uno o muchos libros sobre eso en cualquier librería de Estados Unidos.
En Estados Unidos el libro es un artículo muy apreciado, casi adorado, pero accesible. Barato.
En México, por otro lado, y tristemente, los libros son caros. Son
Comprar Camisetas De Futbol Baratas escasos. Son artículo de lujo. Se editan buenos libros, pero dominan los títulos de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, de parapsicología o el sesudo estudio sobre la muerte de Colosio.
No es que tengamos nada contra esos temas. Cada quien su preferencia, pero en la variedad está el gusto, no? Y es precisamente esa variedad de gustos la que da la potencia increíble a la industria del libro en Estados Unidos: Hay compradores, por lo tanto, es buen negocio.
Pero por qué pasa esto? Por qué el gringo es lector? Por qué ellos sí y nosotro no?
Mi hijo, Cesarito, de 8 aos, quizá me dio la respuesta.
"Hasta hoy, llevo leídos 109 libros", me dijo anoche orgulloso. Le creí, aunque a medias. Seguramente no son 109 libros, quizá sólo son 20 o 30. Pero aún así, son más de los que el mexicano promedio leerá en toda su vida.
Cesarito es un alumno promedio de segundo ao, hijo
Schalke 04 Trikots de inmigrantes mexicanos, en una escuela primaria promedio de Estados Unidos. Como cualquier escuela, tiene programas
espa?a italia mundial 2018 para invitar a los nios a leer, desde primer grado. Desde pre kínder.
Cada escuela tiene su biblioteca. Y cada nio puede (si quiere) pedir prestados dos
bolsos michael kors libros cada semana. Es más, debe hacerlo, porque
Fussball Trikot Billig en su programa de estudio está contemplado que cada jueves debe visitar la biblioteca, y leer. Al final, debe escribir un ensayo sobre el libro leído, sus personajes y responder un cuestionario.
Los libros que Cesarito lee no son gruesos ni complicados. No son La Guerra y la Paz de León Tolstoi ni Los Miserables de Víctor Hugo. Son libros de cuentos, para nios de su edad. Con dibujos e historias sencillas.
Pero es el principio. Así comienzan las escuelas a meterles a los chiquillos el gusto por la lectura. A imaginar, a pensar. A apagar la televisión y el videojuego, y a ponerse a leer.
Primero lo hacen con la promesa de premios. Hay concursos (dentro de la escuela, y entre varias escuelas) para ver cuántos libros puede leer cada nio. Los ganadores reciben vales para ir a comer a su restaurante favorito con la familia. O un diploma. Pero lo interesante no es eso, sino que a fuerza de tanto insistir, los nios se van acostumbrando a leer. Les pierden el miedo. Conforme crecen, los libros de dibujos dejan paso a los de letrotas grandes, luego letras más pequeas. Después vienen libros como Huckleberry Finn y Tom Sawyer, o Colmillo Blanco de Jack London.
equipacion futbol ni?o Cuando los nios se gradúan de preparatoria, deben hacer una tesis sobre obras como Frankenstein o Los Tres Mosqueteros para recibir su diploma de egresados.